Has pasado una dulce
jornada sosegado
por las lecturas como
por un seno materno.
Ahora impera la luna
y una vez más te muerde
el superyó: en el mundo
prosigue la Batalla.
Quiero decir: hay bombas
que caen infinitas;
pero vos te creíste
a salvo en tu ligamen.
Gritás: "¡Revolución!",
que en vos es una burla,
tardío psicobolche
cómodo en sus setentas.
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